Los huevos y el conejo de pascua

Los huevos de Pascua siempre son muy atractivos para los niños. Jugar a encontrar en un espacio lleno de naturaleza huevos de chocolate para luego comérselos es una aventura fascinante. Sin embargo, muchas veces cuando los padres de familia se enfrentan a esas preguntas inquietantes de sus hijos que indagan: ¿Por qué se les dice huevos de Pascua? o ¿Qué significado tiene el conejo de Pascua?,más de uno que queda con la boca abierta sin saber qué decir. A continuación le damos la respuesta.

Primero, es muy importante aclarar que la duda sobre el significado de estas tradiciones es normal debido a que desde hace un tiempo se vive en el mundo un proceso de secularización. Muchas costumbres que eran originalmente cristianas se les ha quitado su carácter religioso y se han vuelto simples costumbres bonitas. El ejemplo perfecto es lo que ocurre con la figura de San Nicolás de Bari de quien se inspira el tradicional Papá Noel.

Algo parecido ocurre con el huevo de Pascua. En el siglo IX la iglesia había prohibido el consumo de huevo durante la Cuaresma por lo que, siempre, la llegada de la Pascua, implicaba el fin de dicha prohibición. La gente celebraba con un gran banquete en el que se comía de todo y en abundancia; todos aprovechaban y consumían todo el huevo que no habían podido comer durante la Cuaresma.

Poco a poco, la prohibición se abolió pero se mantuvo la costumbre. Sin embargo, es importante aclarar que ya para los primeros cristianos el huevo era símbolo de la Resurrección de Jesús. 

En algunos lugares de Europa, algunas familias cristianas suelen llevar sus huevos para que sean bendecidos el Domingo de Ramos y puedan consumirlos a partir del Domingo de Resurrección.  

Por otra parte, en cuanto al conejo, su figura se utilizaba antiguamente como recurso de enseñanza cristiana explicando que su forma de avanzar era la forma adecuada para entender el camino hacia la Resurrección: un trayecto siempre hacia adelante.

Además, las patas traseras del animal, grandes y fuertes son perfectas para ascender por terrenos complicados. Una analogía entretenida y divertida para enseñar que el camino del cristiano debe ser siempre hacia adelante, hacia el cielo y con la voluntad suficiente para no dejarse caer o retroceder por las dificultades u obstáculos que pueden aparecer en el recorrido. 

Tanto huevos como conejo tienen su sentido cristiano. Solo basta recordarlo para entender de qué tratan dichas costumbres posteriores a la Semana Santa. Una explicación que si se dialoga en familia posiblemente le de a los niños un sentido novedoso a la alegría de buscar huevos de chocolate con sus familiares y amigos. La alegría del Resucitado. 

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