Educación centrada en la persona: 3 tips para padres de familia y educadores


Cuando se habla de educación no debe pensarse únicamente en una formación de conocimiento. De nada sirve que tengamos jóvenes muy inteligentes y con una gran capacidad intelectual si es que no tienen una disposición para escuchar a otros, una actitud de servicio o una capacidad para esforzarse cada día más. Sin embargo, ese es el reto que tienen los educadores en la actualidad.
¿Qué recomendaciones pueden hacerse en esta línea?

1. Diga sí a la empatía

Una de esas habilidades que es imprescindible en estos días y que se ha ido perdiendo con el tiempo es la capacidad de comprender al otro y entablar una relación con sus emociones. Se trata de escuchar al otro, de prestarle atención, de mirarlo a los ojos; acciones que, por el simple hecho de que vivimos en un mundo en el que todo va a una velocidad sin precedentes, cada vez más son propias de una época mejor. 


Sin embargo, tanto niños como adultos necesitan sentir que son importantes para sus seres queridos, para sus amigos, para sus familiares y para todo aquel que tiene una relación con ellos. Por eso, es importante dedicarle tiempo a las personas y estar dispuesto a ayudar a quién lo necesite. Cada vez que una persona se siente apoyada, comprendida y acogida es mucho más sencillo que se disponga para seguir aprendiendo lo que le toca en su proceso de formación. 

2. Corregir es muy importante

Una educación centrada en la persona implica ser consciente que en ocasiones será necesario corregir y evidenciar aquellas cosas que están mal o en las que se ha cometido un error. Una buena corrección parte de escuchar a la persona para poder identificar qué tiene por decir. En segundo lugar, es muy importante que los padres de familia o los profesores no corrijan a partir de la emoción; siempre es mejor esperar que pase el mal estado de ánimo, el estrés o la rabia. Además es vital tener en cuenta que lo que se corrige no es la persona es la acción; esto ayuda a que no se juzgue al niño y tampoco se le pongan etiquetas que puedan afectar su autoestima.

3. Sea consiente de las habilidades y aspectos a mejorar 

Observar a la persona es importante porque de esta manera se pueden identificar aquellos talentos del niño y aquellas otras cosas en la que no es muy hábil. Una educación que tiene a la persona como centro implica que cada individuo encuentre en su proceso de formación herramientas útiles para desarrollarse como persona. Lo anterior ayuda a los profesores a entender de qué forma se le exige a cada niño o joven y les permite ofrecer una enseñanza personalizada. De esta manera los niños son felices en sus proceso de aprendizaje y, naturalmente, se vuelven generosos en cada uno de sus deberes y tratan de esforzarse cada vez más. No se les impone sino que ellos mismos ponen el nivel exigencia.

Estos consejos, aunque son muy sencillos y que pueden parecer un poco obvios, pueden pasarse por alto. Caer en errores es muy fácil. Pero el tenerlos en cuenta puede garantizar una muy buena experiencia
de los estudiantes en su paso por el Colegio. Y eso es lo que quieren padres y profesores. Entre todos podemos hacer la diferencia y desarrollar una educación más humana y capaz de potenciar a cada persona. 

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